jueves, febrero 23, 2006

Blasfemia y el Buda

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La polémica surgida por las caricaturas del profeta Muhammad es, desde el punto de vista del Budismo, incomprensible. La blasfemia no existe como tal en el Budismo. Sentirte ofendido por las palabras o imágenes que cuestionan tus creencias es, según la enseñanza del Buda, algo torpe. El Buda mismo animó a sus seguidores a no sentirse ofendido por las palabras hostiles en contra de él, de su enseñanza o de su comunidad, sino de mantener un corazón amable y tolerante.

Claro, no siempre es fácil poner en práctica su enseñanza. Es casi automático sentirte cuestionado si se cuestionan tus principios y es demasiado fácil identificarte con una doctrina, una religión, una imagen, unas creencias y sentirte ofendido, justificando así la ira y la indignación. No hace más que añadir leña al fuego del mundo.

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Hace poco una amiga me devolvió el libro de Jorge Luis Borges "Siete Noches", una colección de conferencias dado por él en el Coliseo de Buenos Aires en 1977. Una de estas se llama 'El Budismo'. En ella el escritor y conferencista argentino dijo:

"Hay, además, la leyenda del Buddha. Podemos descreer de esa leyenda. Tengo un amigo japonés, budista zen, con el cual he mantenido largas y amistosas discusiones. Yo le decía que creía en la verdad histórica del Buddha. Creía, y creo, que hace dos mil quinientos años hubo un príncipe del Nepal llamado Siddharta o Gautama que llegó a ser el Buddha, es decir, el Despierto, el Lúcido —a diferencia de nosotros que estamos dormidos o que estamos soñando ese largo sueño que es la vida—. Recuerdo una frase de Joyce: "La historia es una pesadilla de la que quiero des­pertarme." Pues bien, Siddharta, a la edad de treinta años, llegó a despertarse y a ser el Buddha.

Con aquel amigo que era budista (yo no estoy seguro de ser cristiano y estoy seguro de no ser budista) yo dis­cutía y le decía: "¿Por qué no creer en el príncipe Sid­dharta, que nació en Kapilovastu quinientos años antes de la era cristiana?" Él me respondía: "Porque no tiene nin­guna importancia; lo importante es creer en la Doctrina". Agregó, creo que con más ingenio que verdad, que creer en la existencia histórica del Buddha o interesarse en ella sería algo así como confundir el estudio de las matemáticas con la biografía de Pitágoras o Newton. Uno de los temas de meditación que tienen los monjes en los monasteri
os de la China y el Japón, es dudar de la existencia del Buddha. Es una de las dudas que deben imponerse para llegar a la verdad.

Las otras religiones exigen mucho de nuestra credulidad. Si somos cristianos, debemos creer que una de las tres personas de la Divinidad condescendió a ser hombre y fue crucificado en Judea. Si somos musulmanes tenemos que creer que no hay otro dios que Dios y que Muhammad es su apóstol. Podemos ser buenos budistas y negar que el Buddha existió. O, mejor dicho, podemos pensar, debemos pensar que no es importante nuestra creencia en lo histórico: lo importante es creer en la Doctrina."

'Siete Noches', ed. Fondo de Cultura Económica, México


Añadiría que lo importante tampoco es
simplemente 'creer' en la Doctrina, sino ponerlo en práctica. Y recordar que ninguna doctrina, ninguna enseñanza, ninguna creencia y ninguna imagen es La Verdad. Son todos, como expresa la metáfora zen, nada más (ni menos) que dedos que apuntan a la luna. Y lo importante no es fijarte en el dedo, sino en la luna.

Bitácora 'periodistas 21' contiene más información y opiniones sobre la blasfemia

Algunos comentarios sobre 'Blasfemia y el Buda' que han aparecido en www.liberalismo.org

Portal del Islam en Español

martes, febrero 21, 2006

Ordenación en Brasil

Van pasando los días...

Son unas fotos del retiro en Brasil y de la ordenación de Sanghadarshin 'él que ve Sangha, o comunidad espiritual'.

Es el primer Brasileño que se hace Dharmachari en la Orden Budista Occidental. Tiene 85 años y toda una vida que contar. Vive en Rio de Janeiro y ha practicado el budismo (casi en solitario) desde hace 40 años.



La foto de la ordenación es del momento de la purificación con agua, acto que simboliza la purificación espiritual necesario para formar parte de la comunidad espiritual. Representa la transformación de relacionarse con base en el poder a relacionarse con base en el amor.

Abajo hay una foto de Sanghadarshin conmigo y otra de nosotros con Manjupriya. Finalmente hay una foto de algunos de los asistentes al retiro.


Fue un retiro importante para el pequeño grupo de personas que se va formando alredador de la Orden Budista Occidental en Brasil